miércoles, 16 de julio de 2008

Santa Teresa de Avila

Santa Teresa de Avila se sirve del ajedrez como metáfora en su "Camino de Perfección":

"De la diferencia que ha de haber en la perfección de la vida de los contemplativos a los que se contentan con oración mental, y cómo es posible algunas veces subir Dios un alma distraída a perfecta contemplación y la causa de ello. -Es mucho de notar este capítulo y el que viene cabe él.

1. Y no os parezca mucho todo esto, que voy entablando el juego, como dicen. Pedísteisme os dijese el principio de oración; yo, hijas, aunque no me llevó Dios por este principio, porque aún no le debo tener de estas virtudes, no sé otro. Pues creed que quien no sabe concertar las piezas en el juego de ajedrez, que sabrá mal jugar, y si no sabe dar jaque, no sabrá dar mate. Así me habéis de reprender porque hablo en cosa de juego, no le habiendo en esta casa ni habiéndole de haber. Aquí veréis la madre que os dio Dios, que hasta esta vanidad sabía; mas dicen que es lícito algunas veces. Y cuán lícito será para nosotras esta manera de jugar, y cuán presto, si mucho lo usamos, daremos mate a este Rey divino, que no se nos podrá ir de las manos ni querrá.

2. La dama es la que más guerra le puede hacer en este juego, y todas las otras piezas ayudan. No hay dama que así le haga rendir como la humildad. Esta le trajo del cielo en las entrañas de la Virgen, y con ella le traeremos nosotras de un cabello a nuestras almas. Y creed que quien más tuviere, más le tendrá, y quien menos, menos. Porque no puedo yo entender cómo haya ni pueda haber humildad sin amor, ni amor sin humildad, ni es posible estar estas dos virtudes sin gran desasimiento de todo lo criado.

3. Diréis, mis hijas, «que para qué os hablo en virtudes, que hartos libros tenéis que os las enseñan, que no queréis sino contemplación». -Digo yo que aun si pidierais meditación pudiera hablar de ella y aconsejar a todos la tuvieran, aunque no tengan virtudes; porque es principio para alcanzar todas las virtudes, y cosa que nos va la vida en comenzarla todos los cristianos, y ninguno, por perdido que sea, si Dios le despierta a tan gran bien, lo habrá de dejar, como ya tengo escrito en otra parte, y otros muchos que saben lo que escriben, que yo por cierto que no lo sé; Dios lo sabe.

4. Mas contemplación es otra cosa, hijas, que éste es el engaño que todos traemos, que en llegándose uno un rato cada día a pensar sus pecados (que) está obligado a ello si es cristiano de más que nombre), luego dicen es muy contemplativo, y luego le quieren con tan grandes virtudes como está obligado a tener el muy contemplativo, y aun él se quiere, mas yerra. En los principios no supo entablar el juego: pensó bastaba conocer las piezas para dar mate, y es imposible, que no se da este Rey sino a quien se le da del todo.

5. Así que, hijas, si queréis que os diga el camino para llegar a la contemplación, sufrid que sea un poco larga en cosas aunque no os parezcan luego tan importantes, aunque a mi parecer no lo dejan de ser. Y si no las queréis oír ni obrar, quedaos con vuestra oración mental toda vuestra vida, que yo os aseguro a vosotras y a todas las personas que pretendieren este bien (ya) puede ser yo me engañe, porque juzgo por mí que lo procuré veinte años) que no lleguéis a verdadera contemplación."

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